jueves, 29 de abril de 2010

ESTRUCTURA DE RELACIÓN BÁSICA - en you tube -

CAPÍTULO VII


ESTRUCTURA DE RELACIÓN BÁSICA

Nosotros sugerimos, como pábulo para el pensamiento, que se considere esta manifestación como preliminar a una discusión sobre patrones de relación: Existen solamente dos cualidades básicas de relación:

1) Medida “Tiempo-Espacio” (que no concierne a este estudio);

2) Vibración (que es nuestro tema).

Solamente hay dos tipos básicos de la cualidad vibratoria:

1) Aquella del macrocosmo y el microcosmo entre si;

2) la fraternidad de los microcosmos entre sí.

El primer tipo es considerado así porque el Incognoscible no tiene fraternidad con otra cosa; El encierra todo lo que es, “todo lo que es” es su expresión. No obstante en cada octava inferior el Incognoscible se expresa en miríadas de tipos de microcosmos, cada uno de los cuales es fraternal a los otros y cada uno de los cuales es “macrocosmo” para las octavas inferiores a ellos; esto es, “sus propios microcosmos”.
Ahora consideremos una “agrupación” hipotética a fin de representar estas miríadas de microcosmos. Primero, el incognoscible Mismo. Su representación será un punto - teóricamente de ninguna dimensión - colocado en el centro exacto de una hoja de papel. No tenemos una forma más simple de exteriorizar la Fuente de todo. Entonces el punto central es encerrado por la circunferencia de un círculo perfecto. El círculo ahora parece representar la existencia perfecta del Incognoscible: Vida y Naturaleza; Creación y Manifestación; Positivo y Negativo; Causa y Efecto. La Polaridad puede considerarse entonces como la “acción de la Vida”, la “Seidad” del Incognoscible. Es la dimensión macrocósmica; todas las otras dimensiones son sus microcosmos. Es la “bi-unidad” esencial por la cual la unidad expresa sus potencialidades.
El mándala hasta aquí representa con suma claridad y simplicidad la Totalidad de la Vida en conjunto. Ahora consideraremos el mándala en su representación esencial de “Macrocosmo-a-Microcosmo”.
Desde el punto central trace un radio horizontal hacia la izquierda. Este radio es la expresión del Incognoscible de sus potencialidades para la octava extrema de la manifestación física. Este radio representa, por su punto en la circunferencia, lo “más lejano de la Fuente que el Incognoscible puede proyectarse a sí mismo”. Desde ese punto el recorrido alrededor de la circunferencia del círculo (en contra de las manecillas del reloj) es la delineación de procesos evolutivos por la liberación de potencialidad. El radio, en resumen, es el “mándala del microcosmo” - la combinación de todas las expresiones posibles del Incognoscible -.
(Hay solamente un radio en cada círculo; todos los otros radios son emanaciones del uno. Pruebe esto haciendo un círculo con un compás; en el instante en que usted coloca la punta del lápiz sobre el papel usted ha establecido el radio del círculo. El círculo es creado (emanado) moviendo la punta del lápiz a través del espacio y el tiempo para formar el cuadro completo; usted no ha usado ningún otro radio que el radio con que usted empezó).
No tenemos manera de conocer cual podrá ser acaso la extensión de la primera octava de expresión del Incognoscible. Pero como nosotros tenemos que usar palabras específicas para transmitir las ideas, sencillamente consideraremos esta octava como “El Universo”. Luego, refiriéndonos al mándala, se ve que el punto del radio es el cuerpo del Incognoscible - la totalidad del círculo representará el cumplimiento de todas las potencialidades inherentes al Incognoscible -.
Puesto que este mándala es arquetípico nosotros podemos usarlo y lo usaremos como el símbolo de expresión de la Vida en todas las octavas inferiores, la primera de las cuales designaremos como “gran galaxia”. El radio del círculo representa ahora las potencialidades combinadas de cada gran galaxia individual - que es “fraternal” a toda otra gran galaxia -. Nosotros consideraremos el microcosmo de la gran galaxia como “galaxia” y el radio es entonces la potencialidad de cada galaxia, siendo todas las galaxias fraternales entre sí. Entonces consideramos el radio como la potencialidad, digamos, de todos los sistemas solares que son expresiones microcósmicas de las galaxias, todos los sistemas solares siendo por su patrón arquetípico fraternales entre sí; y entonces el compuesto de todos los cuerpos planetarios que son microcósmicos para el Logos solar de cada sistema solar, todos los planetas de cada sistema siendo fraternales entre sí.
Ahora, puesto que estamos interesados principalmente en seres humanos, se ve que el radio es la representación de las potencialidades inherentes a la idea logoica que llamamos “Humanidad” - la octava más alta de la potencialidad evolutiva en este planeta particular -. El radio ahora se ve que representa todos los seres humanos manifestándose dentro de la envoltura etérica de la Tierra y sobre su superficie. Todo otro radio que pueda ser representado en el círculo es una emanación del punto principal de la conciencia al que nosotros nos referimos como “Yo Soy” - el reconocimiento de la seidad como una expresión de una idea perfecta en la mente de nuestro Padre-Madre Dios -.
La “fraternidad de los microcosmos” está representada ahora por este mándala como el gran símbolo de la humanidad encarnada; su diseño es el mismo para todos los seres humanos quienes por Ley, encarnan en la dimensión “bi-una” de medida (tiempo-espacio) y polaridad (vibración masculino-femenina). Cada uno de estos factores es dependiente el uno del otro; La encarnación no se hace ni puede hacerse sin ambos.
Hasta aquí tenemos la potencialidad vibratoria de cumplimiento de cada ser humano como una expresión de su macrocosmo - el Ascendente de su horóscopo -.
La idea que llamamos humanidad lleva a cabo el patrón de relación vibratorio “biuno” de esta manera: La relación de macrocosmo a microcosmo se evidencia en la relación mutua de padre e hijo. En otras palabras, por polaridad: la relación entre sí, de padre/madre a hijo/ hija. Este patrón es “tipo uno” como la estructura de gran relación de todos los seres humanos entre sí; todas las otras relaciones son derivaciones fraternales de ésta.
Puesto que el sexo físico es una especialización del compuesto que llamamos “género”, nosotros reconocemos que todo ser humano en su naturaleza interna funciona en la dimensión universal de bipolaridad. Todo varón y toda hembra combina las cualidades vibratorias masculino/femenina. Ser “masculino” es impregnar, proyectar, expresar, estimular; ser “femenina” es ser impregnada, servir como objeto para la proyección, incorporar la expresión, ser estimulada, reflejar aquello que fue emitido.
Ahora nosotros ampliaremos nuestro mándala para exteriorizar astrológicamente este “gran patrón de relación”.
Extienda el radio hacia la derecha formando el diámetro horizontal; trace el diámetro vertical, formando la “cruz de la encarnación”. Coloque el símbolo de Aries en lo que es ahora el punto Ascendente, Libra en el opuesto, Cáncer en el fondo de la rueda y Capricornio arriba. Ahora tenemos el círculo cuadrado por los signos cardinales - los puntos de nueva dirección -; los radios son las cuatro formas básicas de decir “Yo Soy”; los diámetros son las dos formas básicas de decir “Nosotros Somos”; y el diseño estructural
total pinta la combinación de “aquello que engendra y aquello que es engendrado”; la representación cuádruple de la polaridad en acción en la expresión de vida de la idea “Humanidad”.
Trace una línea vertical y concéntrese sobre ella por un momento como el símbolo esencial de la acción generadora de la polaridad. Ella es la acción de procrear, la función compuesta de la paternidad o maternidad, el proceso de construcción de formas por el cual el padre y la madre funden sus energías y sus substancias como una contribución al Ego que encarna; esto es, las especializaciones de “varón y hembra” componen la expresión dinámica de polaridad.
Ahora trace una línea horizontal de aproximadamente la misma longitud que la vertical; esta línea es la objetiva de la vertical, el “polo negativo” de la línea de ascendencia, aquello que fue procreado por los padres, aquello que se le dio forma (encarnado) por los padres. Como todo “engendrado” es bipolar, nosotros reconocemos ahora que los extremos de esta línea horizontal representan lo masculino y lo femenino - uno u otro - del tema del horóscopo; cada uno es el complemento genérico del otro (así como el padre y la madre son complemento genérico mutuo). La horizontal es entonces el hijo/hija del padre/madre.
Para considerar la cualidad genérica de los doce signos zodiacales: Medite sobre un “espectro genérico” de cuatro cualidades básicas que designaremos como:

1) Masculino-varón;

2) femenino-varón;

3) masculino-hembra;

4) femenino-hembra.

Esta agrupación combina efectivamente los dos aspectos del sexo con los dos aspectos de la cualidad vibratoria genérica, la “expresión doble de la doble polaridad”.
Volviendo al mándala con los signos cardinales, nosotros conocemos que cada uno de estos cuatro signos representa la “iniciación” de uno de los cuatro factores en el “espectro genérico”; cada uno “inicia” un cuadrante de la rueda y uno de los trinos elementales. Cada uno es, entonces, el aspecto de Seidad de su elemento particular, los otros dos aspectos de cada trino representan las idealidades del Amor y la Sabiduría. La formación de trinos de los elementos representa las metas esenciales de nuestros desenvolvimientos, la recuperación de nuestros “perdidos Edenes” a través de transmutaciones y liberaciones idealizadas de nuestras potencialidades genéticas.
De ahí que, los dos signos cardinales que se refieren a la cualidad masculina básica de polaridad se ve que son Aries y Capricornio. Los otros dos describen cualidad femenina básica de polaridad: Cáncer y Libra.
Haga cuatro mándalas representando los trinos de los elementos. Como estos trinos son los símbolos de los atributos de la “Seidad”, ellos representan la idealidad de las cuatro variaciones genéricas. Los signos de fuego y de aire son género masculino, los de tierra y de agua son género femenino.
Ahora hagamos dos mándalas más, cada uno con una combinación de los seis signos masculinos y de los seis signos femeninos respectivamente. El mándala masculino contiene dos verticales, el femenino contiene dos horizontales. Cuando conectamos los puntos del mándala masculino con el centro por líneas rectas obtenemos el gran símbolo de alquimia - el símbolo del aspecto sextil -: La disolución dinámica de la cristalización de energías congestionadas a través de expresiones transmutadas. Las horizontales del mándala femenino transmiten una “cualidad estática” – “algo sobre lo cual pueda descansar alguna otra cosa” -; un cuadro claro de la creación de una sociedad ideal sobre la base de ascendencia ideal. ¿Sobre cuál otra base descansa la Sociedad (en sus expresiones más elevadas) sino en las expresiones de Sabiduría-Amorosa de aquellos que la crean personal o impersonalmente? El símbolo del aspecto sextil que está implicado en el mándala masculino representa la potencialidad dinámica de todo varón y de toda hembra para regenerar sus patrones vibratorios y para liberar sus potencialidades evolutivamente en octavas superiores de conciencia.
Marte regente de Aries, el “varón engendrado” encuentra su exaltación en Capricornio, signo de Saturno: El cumplimiento del principio masculino fecundador es la paternidad. La “paternidad” es la versión masculina de la “creación de forma”. Nosotros no podemos seguir recibiendo la Vida para siempre - debemos convertirnos en “dadores de Vida” para poder lograr el cumplimiento -. ¿No es la exaltación planetaria simplemente otra forma de decir “madurez vibratoria (o genérica)?”. Tauro, el Principio de “mayordomía de la Forma”, es el segundo aspecto o aspecto amoroso del trino de Tierra iniciado por Capricornio. El “ganarse la vida” ha sido (en su mayor parte) la forma principal en que el varón ha expresado su potencialidad Amorosa durante largo tiempo. Su responsabilidad como padre, era trabajar y ganar para que sus “amados” y sus “engendrados” fueran sostenidos materialmente. Como la mujer se ha movido hacia el libre ejercicio de sus cualidades positivas desde que el proceso de re-polarización se puso en vigor en el último siglo y medio aproximadamente, nosotros reconocemos ahora que el varón tiene octavas más altas que cumplir como padre; la psicología ha refutado el viejo “dicho” que la crianza del niño es principalmente tarea de la madre; nosotros sabemos ahora por nuestro reconocimiento de los principios de la paternidad o maternidad que la Sabiduría Amorosa del padre es absolutamente tan importante y tan necesaria para el cumplimiento de la responsabilidad de los padres. Sagitario, el tercer signo de fuego y aspecto de Sabiduría del trino masculino-varón, es el duodécimo signo de la casa de Capricornio: Se ve que el aspecto de Sabiduría del varón es la redención por medio de la cual ejercita sus potencialidades espirituales en el patrón de experiencia de la paternidad. El “hacer dinero” parece que es el único factor por el cual el varón expresa su amor a sus hijos; “formar mentes, formar corazones, formar espíritu y comprensión” se ve que es el ideal de padre como un factor en su experiencia con sus hijos.
Venus como regente de Libra y complemento de Marte-Aries, es el “engendrado femenino” de padre-madre Saturno/Luna. Su cumplimiento en la maternidad está demostrado por Cáncer como signo de su décima casa - así como Capricornio lo está para Marte -; pero en los patrones femeninos las exaltaciones son llevadas a cabo diferentemente que las masculinas. (Incidentalmente, en el horóscopo de una mujer su Venus da la clave vibratoria básica de cómo ella tiende a sentirse acerca de sí misma como esposa. En un mapa masculino Marte designa cómo se siente el hombre acerca de sí mismo como marido).
Libra, signo de Venus, es el punto de exaltación de Saturno, símbolo del padre; y Libra es el propio signo de la décima casa de Saturno. La “madurez” de la vibración del padre se halla en el refinamiento y la delicadeza de la vibración de Venus, más la cualidad de balance que está implicada por la vibración armonizad ora del “amable planeta”. El padre como varón debe reconocer el valor de la vibración femenina cultivada como un equilibrio de su propia cualidad; cuando su propia potencialidad femenina es utilizada en su experiencia de paternidad, él percibe comprensivamente los requisitos femeninos “de aquella a quien ha engendrado”; utilizar solamente sus cualidades masculinas de sentimiento y percepción significaría un complemento demasiado total con el femenino engendrado; habría una falta de percepción balanceada.
La Luna encuentra su madurez vibratoria en Tauro, el otro signo de Venus, su propia casa undécima. El patrón de “signo undécimo” transmite la cualidad de Acuario (el undécimo signo zodiacal) y las palabras-clave “individualidad” y “liberación” representan la exaltación del principio maternal cuando ella reconoce y aprecia la individualidad de aquello que ella ha engendrado y libera al engendrado a su cumplimiento único. La “madre” que congestiona en la crianza y protección del engendrado no conoce la necesidad de éste, para su propio desenvolvimiento, desarrollo y ejercicio de sus potencialidades.
Pero, con una apreciación y perspectiva de la individualidad del engendrado ella cumple su labor natural, guía y protección, por la libertad amorosa del engendrado de buscar sus propios niveles de idealidad y cumplimiento. Así como Saturno encuentra su madurez vibratoria a través de la influencia refinadora de Libra, así también Júpiter - como regente del “signo regenerador” de Saturno, Sagitario - encuentra su madurez en la cualidad de respuesta simpática de su signo de exaltación, Cáncer, el signo de la madre. Aquí la naturaleza masculina expresa su potencialidad para la ternura protectora y la compasión hacia el engendrado. La sabiduría interna del padre es ampliada y completada aquí por la percepción y la respuesta emocional y sensible de la potencialidad maternal y su masculinidad esencial es complementada por su propia necesidad de expresar el compuesto de su sabiduría y sentimiento.
Venus encuentra su madurez en una octava que es mucho más alta que la mera actuación como un complemento y reflector de la vibración Marciana de Aries. Su exaltación es Piscis - el aspecto de Sagitario inspirado del trino de agua, el cual se inicia por el principio maternal, la Luna, a través del signo de Cáncer -. Piscis es el hogar de Neptuno, el principio de la idealidad misma, la “super-madre”, la octava “toda abarcadura, toda protectora, toda redentora” del principio maternal. Piscis, signo de la duodécima casa de la faja zodiacal es el residuo de ideales irrealizados que hace necesaria la nueva encarnación.
Es el símbolo de la redención humana por la octava más alta de su conciencia y puesto que
la dignidad cardinal de Venus es la casa del complemento y el signo del equilibrio, Libra, vemos que el perfecto cumplimiento de los patrones de relación humanos y la expresión ideal de las cualidades genéricas de nuestra naturaleza vibratoria, es la redención del mundo. Cuando nosotros percibimos la potencialidad perfecta de los elementos masculinos y femeninos en todo ser humano eso significa que nosotros hemos purificado nuestra conciencia de cuadros negros de pecado, crimen, enfermedad, temor y fealdad. Venus a través de su madurez en Piscis es la realización perfecta de la perfecta reflexión de Dios padre-madre en todo ser humano.
Los procesos evolutivos tarde o temprano conducen a todos los seres humanos hacia la fraternidad con personas que están funcionando en todos los otros patrones; el “hijo” se convierte en “marido-padre” - en fraternidad con todos los otros maridos y padres -; la clase de padre a través de la cual él reencarnará la próxima vez dependerá de cómo él cumpla su patrón de responsabilidad en esta vida. En resumen, nosotros, cada uno de nosotros, llevamos dentro de nosotros mismos un ideal de cada patrón de relación básico; cada uno y cada una es su propio marido/mujer, padre/madre, hermano/hermana e hijo/hija. Nuestras experiencias en nuestros ciclos de encarnaciones tienen el propósito de realizar, de hacer reales, estos cuadros ideales mediante la manifestación de nuestra cualidad ideal de los poderes genéricos; la finalidad en perspectiva es la realización del ideal humano - la
manifestación de la idea humana perfecta -.

del libro " Estudios de Astrología IV ", de Elman Bacher



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